sábado, 31 de octubre de 2015

Una Castelar con mucho muerto.

Hola a todos

Esta es mi columna sobre un tema actual bastante conocido por todos, La adición al teléfono móvil, pero explicado de una manera bastante cómica, y además en el plano de un apocalipsis zombie. Espero que os guste y comentarme, gracias a todos. 



Hoy voy a escribiros sobre un asunto importantísimo, de nuestra actual apocalipsis. Si, ya ha llegado, los veo por todas partes… en los sitios públicos, en el gobierno y hasta en mi propia cocina, pero sobre todo se nota más en la Castelar.
Ya no sé qué utilizar… si una escopeta de maquillaje, una espada hecha de pinchos morunos o una manada de señoras anticuadas que no paren de llamar la atención, para detener esta infección. Me refiero a los zombis, pero no esos épicos y fabulosos de las películas que caminan lentos con elegancia mientras se descomponen; no, me refiero a los zombis que están controlados por una inteligencia alienígena, que les obliga a caminar recto y recopilar todos los datos que ocurren en nuestro planeta a todas horas, y además los intercambian con sus compañeros, por medio de un extraño ladrillo con botones y algunas imágenes pegadas de una manera bastante vaga.
Ayer fui a la Castelar a hacer un reconocimiento de la zona y a recopilar unos cuantos víveres, vamos algo para poder comer esa noche, ese día verdaderamente estaba muy agitado el ambiente, los zombis habían salido a hacer una de sus rondas, entre ellos vi a los  “whatsapp- lentos”.  Estos su medio de ataque es enviar mensajes de alerta a sus compañeros, no son muy rápidos y normalmente se chocan mucho, pero siento que todavía se pueden salvar de su enfermedad, porque algunas veces se pasan mucho tiempo sin coger el “ladrillo”. Después fui a tomar un té y dentro de las cafeterías me encontré con los “fotoneitor”, estos son mucho más ágiles, no se chocan tanto, porque en su ladrillo está incrustado un ojo con el cual hacen fotos y graban cualquier cosa. Yo creo que a estos no los puedo salvar, porque la única manera de escaparse de ellos es mostrarles un plato de comida con muy buena apariencia o algo adorable, ya que esto les atrae y duran horas haciéndole fotos.
Finalmente, cuando estoy a punto de regresar a casa, me encuentro con mi mayor enemigo, este es mucho más peligroso y te ataca aunque tú no los veas. Estos son “móvil bums”. ¿Por qué se llaman así?, es muy sencillo. Ellos tienen otra forma de transporte, normalmente suelen utilizar los autos abandonados, pero en ocasiones pueden utilizar bicicletas, son muy agresivos, porque pueden causar muchas víctimas mortales. Estos, no envían los típicos mensajes telepáticos o te pegan una imagen con celo a tu cabeza, para contagiarte… no, su objetivo es chocar con el vehículo y acabar autodestruidos y destruyendo a su oponente, para satisfacer a sus jefes alienígenas.
Pero dejando este apocalipsis de lado, realmente los seres humanos estamos perdiendo nuestras cabezas, al gastar nuestro preciado tiempo en un objeto que solo apareció en esta década, y en vez de acercarnos, nos consume como personas, como si de un virus se tratase.
Le chat (La gata)



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